Si bien las cifras de los casos policiales han disminuido en los últimos tres años, la percepción de inseguridad en la ciudadanía ha aumentado. En la misma línea, distintas encuestas muestran que la delincuencia es el problema al que el Gobierno debería dedicar sus mayores esfuerzos.
Las incivilidades son claves a la hora de explicar estos niveles de percepción de inseguridad, convirtiéndose en 2014 en prioridad del Gobierno de Michelle Bachelet a través del Plan Nacional de Seguridad Pública y Prevención de la Violencia y el Delito "Seguridad para Todos”.
¿Qué llamamos incivilidades?
En dicho Plan, las incivilidades son definidas como “aquellos desórdenes visibles en el espacio público (se diferencian, en ese sentido, del delito que intenta ser invisible) que pudiendo ser o no delitos, tienden a no ser tratados por el sistema de control penal". Las incivilidades afectan la calidad de vida de los vecinos, como las riñas callejeras, sitios eriazos o consumo de alcohol en la vía pública e inciden en su percepción del entorno y en su comportamiento respecto del espacio público.
Para abordar los problemas planteados, no basta sólo con el trabajo de las instituciones públicas; se requiere la participación e intervención activa de una ciudadanía comprometida con mejorar la calidad de vida de las personas.